domingo, septiembre 09, 2007

Ningún tiempo pasado fue mejor


Una de las características países desarrollados es la existencia de un sistema educativo público, asentado sobre la finalidad de dar una formación común hasta la adolescencia, sin carácter selectivo. Estos sistemas tratan de adecuarse a los cambios sociales y hacen un esfuerzo financiero para lograr las integración social de los jóvenes, desarrollar las competencias básicas para continuar otros estudios o prepararse para el mundo laboral, sea como asalariado o como emprendedor por cuenta propia, y acercar a cero las cotas de absentismo y fracaso.

Me comentaba en Brasil una familia de clase media que tenían que llevar al hijo al colegio para que no volviera casa descalzo (la irresistible atracción de las zapatillas de marca), que no tenían más opción que la escuela privada porque que la pública no reunía los requisitos ni condiciones mínimas, lo mal pagados que están los profesional de los servicios públicos y una conjunción de factores sociales que no voy corroborar ni desmentir. Yo más o menos intenté hacerme eco de su preocupación ahondando en que para el bienestar de un país no es tan importante la excelencia educativa de una élite como los niveles escolares obligatorios del conjunto de la población. En la necesidad de que de los dirigentes y los que detentan mayores recursos sean sensibles a invertir en educación, porque en ello les va el futuro de bienestar, progreso, seguridad e integración social. Los expertos de la UE en grandes cifras aseguran que un crecimiento de un punto en inversión educativas genera punto y medio en el PIB. Como se reparta es otro problema, pero lo que no existe no se puede compartir y todos sabemos de la importancia de la educación en la emancipación social.

Esto viene cuento de esa milonga que parece añorar los tiempos de cuarto y reválida, que convierte los contenidos disciplinares en gracia divina, cuantificable a golpe de punto por pregunta. Hay quien creen a pies juntillas que ahora se estudia menos y no paran con la matraca del fracaso de la LOGSE y todo lo que no tenga rancio abolengo selectivo.
Nada más erróneo, y sino compárese el nivel terminal de la enseñanza obligatoria actual con la de antes de la EGB y con ella misma, pero no se haga con los primeros curso de BUP y la ESO, que nada tienen que ver. Sólo hay que echar mano a esa guía de trabajo que son los libros de las editoriales, y comparar su peso con los de las otras etapas históricas: menos papel más dígitos en la báscula. Son los datos... siguen aumento, es la inercia. Y más datos no ayudan a conseguir mejores competencias para la vida, sino la utilización que sea hace de ellos para construir conocimiento.

A principios de los noventa, cuando se empezó a hablar de la ESO, pensaba que sería un título devaluado, que este café para todos de la comprensividad era un desatino, pero pronto cambie de opinión. Daniel Cohn-Bendit, refiriéndose a su evolución personal, dijo hace años que sólo los idiotas no cambian. Qué alivio.

3 comentarios:

Toni Solano dijo...

Muy acertada tu visión comparativa. De todos modos, creo que no hay que conformarse con estar mejor que Brasil. Con la Logse mejoraron muchas cosas, pero no conviene detenerse, sino tratar de seguir adelante. Sin embargo, ya sabemos que este país está polarizado y, cuando hablas mal de la Logse o la Loe, todos quieren entender que añoras los viejos tiempos. Quizá no es así y también hay que reconocer que el sistema hace aguas por varios frentes y está en manos de todos remediarlo (de todos, no sólo de los políticos o de los alumnos).

Máximo dijo...

Curioso esto de coincidir con conocidos de otros lugares por aquí.
Miguel supe de vosotros en Ikasblogak y me parece muy importante lo que vuestro grupo está haciendo por avanzar en esto de las TICs. Respecto a lo que comentas. Creo que caemos en el error de criticar lo nuevo por miedo, al igual que en su día criticarían a Picasso. Ningún paradigma en el que se base un modelo es malo en sí mismo, ni el de antes, ni el de ahora. Quizás lo que falle sean profesionales acomodados que no quieren evolucionar; pero existen profesionales críticos con este modelo actual que son igual de auténticos con cualquier modelo que se establezca, su autenticidad es el garante de éxito de la educación pública. Después están los que, venga lo que venga criticarán sin argumentos (creo que son los menos). ¿Por qué falló la REM?
Cuando la obligatoriedad se fijó en los 16, se crearon los Programa Complementarios, ahora se va a rebajar la incorporación de alumnado CIP a 15 años... Ajustes necesarios para encajar una reforma que no acaba de "chutar". Y que conste que el más interesado en que no "chute" soy yo, que trabajo en un CIP ;)
Salud

Miguel L. Vidal dijo...

Todo debe verse con sentido crítico, que es diferente al nostálgico, sin él no se progresa. La reforma no son sólo leyes y currículos, también son libros de texto y profesionales e instituciones que la aplican con más o menos rigor, sapiencia o entusiasmo, dentro de unas circunstancias concretas con unos alumnos concretos. Estos elementos indudablemente no son ajenos a los resultados.
Gracias por la aportación y y el saludo de Máximo.