Los blogs, las wikis, flickr, del.icio.us y en definitiva todo esto que se engloba bajo el epígrafe WEB 2.0 y herramientas cooperativas, proyectos como Wikipedia o los materiales puestos por compañeros en la red, los productos basados en código abierto, el uso de licencias Creative Commons (tengo dos poemarios así publicados en la net) etc. han cambiado definitivamente la mentalidad con la que se comparte la información. Yo no soy una excepción, ni tampoco creo que esta actitud sea tan novedosa, mi primer gran descubrimiento en este sentido fue hace una década: el “rincón del vago”.
Hace dos décadas, los impartidores de un curso o jornada monográfica empezaron a usar transparencias hechas a mano que apoyaban las notas cogidas al vuelo, elaboradas con más descuido que cuidado; el ponente confiaba casi exclusivamente en su discurso oral. Luego se proyectaron ilegibles páginas de libros fotocopiadas; más tarde guiones y diagramas elaborados con el ordenador, hasta que el Power Point con sus cortinillas y multimedia se convirtió en la estrella. Pero casi nunca se dejaban recursos o materiales que pudieran ser utilizados por terceros, excepto en los congresos que obligan a depositar la comunicación o ponencia.
No olvido una anécdota que me sucedió al finalizar un curso sobre evaluación. Una compañera me pidió la fuente de las transparencias, desconfiando sobre la autoría de las mismas. Saqué un librito pequeño de Coll “Los contenidos en la reforma” y se lo entregué . No me creyó. Ahora hubiera utilizado todo el material de la exposición, enlaces y recursos desde un lugar personal de acceso público en la red, no hubiera cabido duda sobre la legítima atribución.
El último tramo del curso pasado empecé a dejar el “recorrido” de las sesiones de formación en Internet, lo que me dio una perspectiva nueva al poder programar más allá, con vistas a una continuidad autoformativa, sin descartar que puedan ser útiles para centros y destinatarios diferentes. Las estoy trasladando a una nueva wiki de recursos que enlazaré a este blog y publicaré alguna en forma de post. La semana pasada describí unas sesiones sobre la pizarra digital con sus enlaces
Este cambio de actitud tiene su incomodidad, me veo obligado a superar un cierto pudor por exhibir públicamente materiales que han sido pensados para ser guía de una exposición y no para esa soledad en la red.
El fantasma de guardarse las fuentes de información que hacen posible una actividad formativa no se ha disipado, pero la red acabará con él. No hay secretos en la net, compartir es más productivo que esconder.
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