Estas chicas no creo que vayan al colegio si tenemos en cuenta que fue publicada por El País al día siguiente del paso del huracán Ike por Baracoa, o tal vez sí. De cualquier manera no sería extraño que pasearan con uniforme. Aquí, esto del uniforme parece algo clasista, cuando no carca. Se pueden dar multitud de argumentos de todo tipo para la supresión, pero no en todos las sociedades se viven de la misma manera, ni expresan lo mismo.
La antipatía que despierta creo que tiene algo que ver con la crisis de identidad del propio sistema educativo, del que todo tipo de agentes intentan apoderarse, bien por intereses corporativos, políticos, ideológicos e incluso económicos. Parece que lo natural es el conflicto, a veces hasta el irresponsable esperpento (véase, Citizenship), el desprestigio y lo de menos es la sociedad a la que debe servir.
Sin embargo en otros países la situación es bien distinta. Recuerdo en Brasil ver multitud de jóvenes portarlo orgullosos, algunos muy niños que salían de escuelas públicas con apariencia humilde y que para ellos es la dignidad dentro del entorno difícil que les toca vivir, en un barrio céntrico, pero frecuentado en las noches por mendigos de todas las edades entre vendedores de crack.
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