Imagen Flickr: Roger´s Wife
Las
leyes funcionan como los ecosistemas, son dependientes una de otras,
comparten un hábitat que llamamos legislación, la aplicación u omisión
de cada una afecta más
allá de los rangos jerárquicos, porque se establecen relaciones complejas. La utilización errática de unas e intensiva de otras, facilita la aparición de situaciones disruptivas, desperdicio recursos y cambios en cadena complejos de prever. Ahora que la palabra recorte se ha convertido en el término la estrella de las preocupaciones ciudadanas, no estaría
mal dar relevancia a otros términos como
optimización: el ahorro también se obtiene de la mejora resultados.
Sirve de ejemplo (mejor diría, mal ejemplo), lo que viene sucediendo desde hace dos décadas
en los servicios de apoyo a la docencia en el País Vasco, berritzegunes,
como se denominan oficialmente estos centros. La ley de Cuerpos Docentes de 1993
determina que la provisión de las plazas se haga por concurso de méritos
entre funcionarios docentes. Una vez hecha la selección, se les
adscribe a sus puestos hasta completar las evaluaciones que se
determinan en un período de seis años, después del cual se fijan a la
plazas con carácter definitivo. Este sistema, pretende conseguir un
nivel óptimo de cualificación y adecuación de perfil de sus integrantes,
pero curiosamente, una fórmula tan exigente, al menos sobre el papel, sólo se ha utilizado una
vez, en el 2001.
Antes
y después se ha postergado la aplicación sustituyéndose por comisiones
de servicio, para la que se piden algunos méritos que permitan
seleccionar a los candidatos, pero nada tiene que ver con el sistema que
la ley arbitra. Los partidarios de que estas plazas nunca lleguen a ser cubiertas en propiedad
definitiva (por eso, de evitar la huida de la tiza) han encontrado
horma al zapato, porque se ofrece la renovación automática de las
comisiones de servicio, con lo que cada "comisionado" retiene dos plazas indefinidamente, o hasta que considere oportuno renunciar, la de los servicios de apoyo y la que tiene en su centro.
Las
consecuencias de obviar el sistema de provisión que marca ley no acaba
aquí y amenaza al crédito de los servicios de apoyo. La afluencia de
candidatos a estas comisiones de servicios sigue en una tendencia
decreciente, hasta el punto que ya este año se han admitido interinos en
la convocatoria y se han hecho dos, en junio y septiembre. Aun así,
éste curso no será una excepción, algunas plazas se tendrán que
cubrirse por personal en expectativa de trabajo, por el mismo sistema
por el que se sustituyen las bajas, sin más requisito que el orden y la disponibilidad. Mientras quedan fuera funcionarios,
porque no cumplen requisitos de la convocatoria, como uno de los casos por la exigencia de 3 años
de servicios públicos.
A todo ello se une la política retributiva que no mide las
consecuencias de tener tres tipos de plazas (A, B, A/B) y dos sistemas
retributivos. El personal definitivo (cada vez más escaso) que tiene la
responsabilidad de sostener el servicio y su continuidad puede
estar peor pagado que el de comisión de servicos e incluso que el interino, en función del cuerpo o la referencia al mismo, aun ocupen plazas paralelas como las (A/B).
Y
que tiene que ver el título con toda esta historia, sencillo: a veces a las leyes son
como los calcetines, se les da la vuelta, y se lleva uno del derecho y otro del revés, sin que ni siquiera el usuario se percate.
Suscríbete
1 comentario:
¡Què razón tienes!
Publicar un comentario