Este post lo he publicado en el blog de la Jornada Ikasblogak 2011 para animar a la participación y debate.
Cuando se habla de las TIC en el aula siempre se sobreentiende que se utilizan poco, existe una sensación de insuficiencia que genera no poca ansiedad y que con frecuencia se utiliza para iniciativas poco ambiciosa, se suele descargar toda la responsabilidad sobre la formación, eludiendo que es sólo es uno de los factores. Tampoco es real que no haya habido cursos de formación suficientes, otra cosa es que cursos y formación sean sinónimos, o mantengan relación unívoca.
¿Cuáles son las causas de fondo de esa sensación de insuficiencia?
1º El aula de informática como núcleo de la infraestructura TIC de un centro tiene importantes limitaciones, aunque sólo sean horarias. Nunca las aula especiales, piénsese en los laboratorios, han jugado un papel tan omnipresentes como en este contexto se reclama a las TIC. En estas condiciones hay centros que consiguen bastante más de lo que cabría esperar.
2º Nuestro sistema educativo se soporta en contenidos, los objetivos se han utilizado como un envoltorio de los mismos y no han parado de ganar peso en las sucesivas reformas. Los PCCs son un potente soporte para la industria editorial, no un factor de flexibilidad de los centros. La vigencia de las prácticas evaluativas basadas en el recuerdo, terminan por inutilizar el marco donde tendrían que desarrollarse la TIC. Interesante a este aspecto la reflexión del último artículo de Javier Martínez Aldanondo, que comienza con cita se Erasmo de Rotterdam: “El colmo de la estupidez es aprender lo que luego hay que olvidar”.
3º La metodología: la latencia del paso por el sistema educativo llega a la vida profesional con inercias que no son fáciles de superar, podríamos decir que el profesor se empieza formar desde que ingresan en el sistema educativo.
4º Las TIC se presentan con frecuencia como fórmula de refuerzo y continuidad, así se introdujo la “informática” a principios de los noventa en la era pre-internet, y de ahí que siga teniendo éxito el término herramienta o instrumento, como algo subsidiario destinado a mejorar pasito a pasito los resultados. Quienes comparten esta visión aluden a los valores añadidos como una mera retórica en horizontes sin contexto.
¿Pero se utilizan tan poco? Pues no, cuando hay condiciones para que este recurso se ubique dentro de una perspectiva innovadora, como en las aulas del proyecto Eskola 2.0. Incluso a pesar del endémico problema de conectividad que no podemos pasar por alto, no olvidemos a que responden las siglas TIC: los netbooks sin conectividad nos retrotraen a la etapa que la “informática aplicada a la educación”. Cuando el profesorado tiene integrados los recurso en el aula y se encuentra frente a un proyecto ilusionante las inercias se rompen más fácilmente, se altera la metodología, se quita presión sobre los contenidos y toma sentido lo que pretendía la LOGSE: insertar la educación en la sociedad.
Lo importante no es la tecnología sino qué se hace con ella, como titula Jordi Adell el post enlazado. Para orientar a los IES de la zona de la que soy responsable del programa Eskola 2.0 hice una encuesta a nueve centros de Primaria sobre las prácticas en el aula de 6º; la pregunta sobre el tipo de actividad preferentemente de las TIC, dio el siguiente resultado:
Búsqueda y publicación de la información: blogs, wikis etc. (4 centros)
Utilización de recurso cerrados: ODES, Clic, CDs etc. (1 centro)
Ambas por igual. (4 centros)
Ninguna de las anteriores. (0 centros)
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