jueves, enero 11, 2007

La informática en los institutos: a propósito de un post de Ricardo Galli

Ricardo Galli publica en su blog un post, "La Informática en los institutos", en él se hace eco de la noticia recogida en menéame de que se reducen las horas de clases de informática en el instituto, que será opcional y que además la podrá dar cualquier profesor.

Sobre los dos primeros aspectos nada cuestiona. La reducción general de algunas horas, o mejor, acomodar la enseñanza a la amplia jornada escolar del alumnado, es algo que he apuntado como conveniente en algún post . Lo que ha provocado, no sólo en menéame sino también en su blog, abundantes y enérgicos comentarios es su crítica al tercer aspecto: "¿Cómo se puede enseñar una “ciencia” si la persona que la da no está formada en dicha ciencia? Es absurdo."

No traigo aquí el post para entrar en la polémica, sino porque ahonda en el tema tomando como referencia el comentario que el dirigió un profesor en un congreso de Hispalinux:
"La informática es sólo una herramienta, y el mejor que puede enseñarla es alguien de otra ciencia que la use como tal: una herramienta. Además ¿quién me dice que tú como informático enseñarías mejor que yo que sí sé qué es lo que se necesita de la informática y cómo darla?."

No hace mucho titulé: Las TIC no son una herramienta. Tengo la sensación, que la palabra "herramienta", no es sólo un eufemismo para referirse a lo sobreentendido, también, como en este caso, denota escasa reflexión.

Habría que diferenciar la informática como disciplina, del aprendizaje a través o con las TIC, lo que no la reduce a una "herramienta instrumental más". Las competencias que se adquieren están estrechamente ligadas no sólo al qué, también, al cómo, al cuándo y dónde se aprende. Lo que alumno sepa o deje de saber no es una simple suma de contenidos enciclopédicos; por tanto, tampoco el aprendizaje curricular es ajeno a la alfabetización digital o tecnológica. Y a nadie se le niega capacitación para esta tarea, más bien debería "exigirse" en cierta medida, ni más ni menos que otras capacidades inherentes a la función docente.

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