jueves, octubre 28, 2010

El estudio geográfico con Google Earth.

Hay una acusada tendencia a introducir elementos de maquillaje, justificada con términos como "facilitar transiciones" (no sólo no facilitan el cambio sino que lo bloquean), que propugnan reproducir actividades similares a las de los libros de texto dentro de lo que sería la Educación 2.0. Para este objetivo se suelen utilizar diversas fórmulas, que van desde secuencias didácticas que distribuyen contenidos según criterios tradicionales a sobrevalorar la elaboración de ODEs que  reproducen los contenidos y la metodología con otros recursos. No es casual que las editoriales con planteamientos más innovadores que  centran sus materiales en proyectos no encabecen el ranking de ventas, la resistencia a la tecnología es un síntoma  de la que afecta globalmente al cambio. Con frecuencia las administraciones también se suben al mismo carro con cierta complacencia, por temor  a la hostilidad de colectivos del profesorado (sin dejar a un lado la utilización política que se hace de los mismos) o por dar "palos de ciego". El miedo al cambio es un mal estructural muy arraigado en el sistema, por más que se reformen estructuras y políticas.

El curso pasado plateé una sesión final del curso Eskola 2.0  un estudio del paisaje  con Google Earth y Google Maps que trataba de abordar alguno de los problemas del estudio geográfico y en general de la enseñanza tradicional, como es la descontextualización de contenidos y actividades, junto a la escasa significatividad de las mimas. Resumiendo las premisas:

- Aprender a realizar la lectura del paisaje a través de la ortofotos de  Google.
- Modificar las concepciones  previas de espacio y distancias geográficas contaminadas por "intuiciones" erróneas derivadas de las formas de representación, tales como las escalas, las derivadas de la  idiosincrasia cultural o la percepción psicológica resultante de la presencia en los medios,  que condicionan la interpretación de los fenómenos naturales y sociales.
- Integrar otro tipo de contenidos contextualizados que pueden contribuir a generar nuevas competencias, como cálculos geométricos o topológicos.

Planteamos en el taller cuatro tipos de tareas que pudieran servir de guía al profesorado, dos sobre Google Earth y una sobre Google Maps.

1ª Sobre el Amazonas y el Nilo, identificar y comprar la evolución de sus cauces y trasladar sus deltas a nuestro  espacio geográfico. Así como la importancia en la distribución de la población en el caso de Egipto.
2º Medir distancias y trasladarlas. Es una de las actividades que más sorpresas causa.
3º Utilizando Google Maps realizar una lectura del paisaje urbano, localizando espacios lugares con grandes contrastes sociales.

Todas las tareas del taller se realizan sobre un editor on line como Googel Site, unas se piden en texto y otras en imágenes. A modo de ejemplo dejamos aquí la tarea referente al Nilo, desde este site se puede acceder al taller completo. 

EL NILO

1º Fíjate en el paisaje que le rodea al Nilo en Egipto. Identifica el río en la zona verde que le rodea, mídela en varios puntos y haz una estimación de la  anchura media  de la misma.


2º Lee lo que dice aquí de la presa de Assuan y que relación tiene con la zona que verde que acabas de medir. Explica  que produce esa zona verde en la orilla del Nilo en medio del desierto y la importancia que tiene en la ubicación de la población.

4º Ahora vamos a medir el delta, tiene forma triangular,  calcula su área. ¿Cuántas veces mayor que el País Vasco? En Wikipedia tienes la información sobre su superficie.


5º Trasládalo  a la desembocadura de la ría del Nervión. ¿Dónde se podrían situar los vértices?.


6º Vamos a visitar las pirámides de Giza, junto a El Cairo: medimos la anchura de Keops, la altura nos la da el puntero al situar el cursor en la punta de la misma, en la leyenda de la parte inferior nos da la altitud, tenemos en cuenta la altitud de la base y descontarla. Vamos calcular el volumen.
 
7º Por último, busca la pirámide de Keops en Google y escribe algo que te llame la atención e inserta una imagen pequeña.


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viernes, octubre 15, 2010

¿Quién teme a la evaluación?


El País publicaba esta semana “Si se examina al profesor, sube la nota el alumno” utilizando la referencia de la evaluación del municipio de Washington que clasificó (incluso despidió) a los docentes según los resultados de unas pruebas estandarizadas aplicadas a los alumnos; para asegurarse que el proceso no volviera a repetirse con otro alcalde, los sindicatos de profesores contribuyeron en las primarias con un millón de dolares a la campaña del candidato alternativo. Me gusta como concluye: Si estamos de acuerdo en que la profesión de docente es la más importante en la sociedad del conocimiento, se debe reclamar este reconocimiento, es decir, pagar y tratar en consecuencia, pero también se ha de asumir la responsabilidad de que las cosas puedan ir mal.
Ningún profesional confunde hoy evaluar con examinar, ni tampoco en décadas anteriores (yo aprobé asignaturas sin examinarme), pero en la práctica con demasiada frecuencia son equivalentes. Evaluar causa furor, no hay ponente ni congreso, ni siquiera curso de formación que los participantes no evalúen, interesa más su opinión que valorar los resultados obtenidos.
Tampoco faltan quienes están tentados a evaluar al profesorado, aunque casi siempre procuran conformarse con sucedáneos sin consecuencias prácticas. En una diversidad de iniciativas está latente la sensación de injusticia que supone la presunción de “a igual trabajo, igual salario”, cuando todos sabemos que coexisten abiertamente niveles de compromiso muy diferentes. Como ejemplo, tenemos la insistencia en los exámenes de perfil del Modelo de Madurez Tecnológica, y a otro nivel, el ambicioso   Programa de Calidad de Andalucía, tan denostado por muchos, porque supone un intento serio de agitar las culturas endogámicas más resistentes al cambio.
Pero no termina aquí, otras fórmulas buscan evaluar de forma indirecta (se habla de centro, no de profesorado) como la evaluación diganóstica anual,  que intenta una deriva colectiva de la responsabilidad de los resultados de las pruebas. Por no hablar de los grandes números de PISA dirigidos al sistema, que sería más eficaz si después de pasar la prueba a  los alumnos se hiciera lo propio con el profesorado, para que tenga cabal conocimiento de lo que se demanda al alumno.
Casi siempre cuando se habla de evaluación se le da un sentido punitivo (todos tenéis un 10, mantenerlo es cosa vuestra) cuando en realidad puede debe servir para  lograr reconocimiento, mejorar la implicación de la administración en la solución a problemas complejos, o conseguir mejoras salariales y profesionales. Tampoco tiene porque  ser siempre obligatoria, también podría ser voluntaria dentro de un marco de excelencia como el de la universidad de Stanford. Pero ningún plan serio de choque puede prescindir de los resultados escolares, siempre contextualizados.
Quienes hemos sido evaluados varias veces en una década, sabemos que no es cosa tan fiera y puede ayudar a mejorar la práctica, aunque haya otras variables importantes, como  las directrices, recursos o  la fortuna de los planes. Esto nos ha sucedido a los centros de innovación, unas por imperativo legal, y otras porque a alguien hay que evaluar y los asesores de formación somos un colectivo propicio. Las hemos pasado de todo tipo, singulares y  combinadas,  internas y externas, estadísticas y cualitativas, verticales y horizontales, personales y colectivas, incluso una a través de  una empresa phone call con  llamadas aleatorias al profesorado por centros. 

Yo encantado, que continúen y que cunda  el ejemplo.

(Al hilo de este tema, merece una alusión esa serie de culto que es The Wire que en su 4ª temporada
toma como tema que acompaña a la trama la educación en situaciones extremas en un centro público de Baltimore. Se reflejan críticamente  este tipo de pruebas y hay secuencias que podrían ser objeto de estudio en algunos cursos de formación. Paso por la TNT y ahora puede adquirirse en DVD en versión doblada y original.)





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